viernes, 25 de abril de 2014

SIEMPRE

Amanecí desgarrada,
escuchando tus palabras,
tus miedos te ciegan y entonces golpeas,
¡qué miserable tu humanidad!

Sé que estás cansado,
No cesas de intentar amarrar mi libertad.
Amarras mis manos
con el poder que no te pertenece.

Según tú,
¿cuál es mi lugar?,
¿el de una trabajadora doméstica
sin derechos,
el de una indígena
incomunicada por no saber el español
o el de una niña qué hay que educar
para que sepa obedecer?
Mi lugar, dices, debe ser el de una secretaria
que lime tus uñas,
que calle y hable cuando lo indiques.

Inquieto, cerca, respiras
Exhalando tu miedo a perder
ese poder que sobre mi cuerpo
inscribiste para no evidenciar tu mediocridad.

Por qué denunciarte,
Amarras mis pasos,
Amenazaste mi vida, compleja,
abandonada,
navego sin destino,
Solo es un intento de huir de tu miseria…

¡Ahhh!
Miserable humanidad,

Andante cargado de odio
Estrujas la vida contra tu pecho
para no dejar evidencia de los hilos invisibles
que mueven tu violencia.



Terminado 25 de abril, 2014.