martes, 22 de octubre de 2024

Aforismos sin siglo

 

Aforismos sin siglo

 

Transgredir las normas que definen la personalidad es una manera de auto-conocimiento.

 

Reconocer los errores como aprendizajes y enseñanzas nos permitirá encontrar soluciones eficaces y menos riesgosas.

 

Guardar, conservar y preservar nuestras memorias no solo nos da para pensar en la Historia sino para entrar a los laberintos de las dudas.

 

Prevenir el futuro no es cuestión de adivinanzas o profecías sino del pesimismo de la humanidad ante la responsabilidad de las propias acciones.

 

 

Norma Páez,

27 de septiembre, 2024.

 

 

miércoles, 25 de septiembre de 2024

Antonia tres dientes

Antonia tres dientes 

Por Norma Páez[1]

 

Salia: Señora, ¿llegaremos a la muerte viejas, cojas, tullidas, sanas, salvas, juntas, solas?

Ella: Tal vez. Es un privilegio llegar a la vejez con memoria o con los pocos recuerdos que le dieron felicidad a una, y caminando y abrazando y dejándose tocar con los misterios de las preguntas.

Salia: ¿Y existe la felicidad?

Ella: A veces creo que no del todo. Pero ser vieja, llegar a vieja es la brevedad de la grandeza o, ¿qué otra cosa es la vejez, la posibilidad de extender la felicidad cuando se fue feliz? Y cuando no, entonces, ¿decidir morir puede ser una opción?

Salia: La vejez es la serenidad, la fugacidad de la vida, el olvido, la pasión o la negación, es el recuerdo perdido o la memoria del sabor de lo que se cocinó para una misma: salsas y ensaladas, tartas de manzanas y peras, y muy a veces un caldo con hongos y con algunas calabazas y zanahorias.

Ella: Un menú de las tierras fértiles. Para saborear otras frutas y cocos y plátanos y hongos, se requiere vida, para sentir la cuerpa, así la cuerpa, de ese hablar irreverente para vivir el cuerpo propio, la de una.

Salia: Antonia tres dientes nos dijo una vez: “Tardé en querer mi cuerpa, la amé menos cuando comencé a envejecer, cuando pasé de una piel morena a más morena, de una joven a una vieja, suelta, flácida, con innumerables arrugas”. Decían algunas otras: “se pasa a una vida acabada”.

Ella: Antonia tres dientes comía bien, no le faltaban dientes ni muelas. En un saquito morado cargaba tres dientes, uno pertenecía a su esposo, los otros a su hermano y su tío, murieron los tres de celos. Abandonados no dejaron más herencia, ¡qué bueno!, así menos posibles asesinos.

Salia: Para qué estar con las almas que padecen de celos.

Ella: Antonia tres dientes un día dejó de recordar por qué cargaba con el saquito morado. Pero, a nosotras nos recordaba que un día tuvo memoria. Antonia tres dientes dijo: “llegar a vieja no siempre es un privilegio, depende”.

Salia: ¿De qué depende?

Ella: Depende de lo que se considere vivir.

18 de septiembre, 2024

 



[1] Instituto Interdisciplinario de Estudios Aplicados Lou Andreas Salome, A.C. Correo: npaezgalicia@yahoo.com.mx,