martes, 22 de octubre de 2024

Aforismos sin siglo

 

Aforismos sin siglo

 

Transgredir las normas que definen la personalidad es una manera de auto-conocimiento.

 

Reconocer los errores como aprendizajes y enseñanzas nos permitirá encontrar soluciones eficaces y menos riesgosas.

 

Guardar, conservar y preservar nuestras memorias no solo nos da para pensar en la Historia sino para entrar a los laberintos de las dudas.

 

Prevenir el futuro no es cuestión de adivinanzas o profecías sino del pesimismo de la humanidad ante la responsabilidad de las propias acciones.

 

 

Norma Páez,

27 de septiembre, 2024.

 

 

miércoles, 25 de septiembre de 2024

Antonia tres dientes

Antonia tres dientes 

Por Norma Páez[1]

 

Salia: Señora, ¿llegaremos a la muerte viejas, cojas, tullidas, sanas, salvas, juntas, solas?

Ella: Tal vez. Es un privilegio llegar a la vejez con memoria o con los pocos recuerdos que le dieron felicidad a una, y caminando y abrazando y dejándose tocar con los misterios de las preguntas.

Salia: ¿Y existe la felicidad?

Ella: A veces creo que no del todo. Pero ser vieja, llegar a vieja es la brevedad de la grandeza o, ¿qué otra cosa es la vejez, la posibilidad de extender la felicidad cuando se fue feliz? Y cuando no, entonces, ¿decidir morir puede ser una opción?

Salia: La vejez es la serenidad, la fugacidad de la vida, el olvido, la pasión o la negación, es el recuerdo perdido o la memoria del sabor de lo que se cocinó para una misma: salsas y ensaladas, tartas de manzanas y peras, y muy a veces un caldo con hongos y con algunas calabazas y zanahorias.

Ella: Un menú de las tierras fértiles. Para saborear otras frutas y cocos y plátanos y hongos, se requiere vida, para sentir la cuerpa, así la cuerpa, de ese hablar irreverente para vivir el cuerpo propio, la de una.

Salia: Antonia tres dientes nos dijo una vez: “Tardé en querer mi cuerpa, la amé menos cuando comencé a envejecer, cuando pasé de una piel morena a más morena, de una joven a una vieja, suelta, flácida, con innumerables arrugas”. Decían algunas otras: “se pasa a una vida acabada”.

Ella: Antonia tres dientes comía bien, no le faltaban dientes ni muelas. En un saquito morado cargaba tres dientes, uno pertenecía a su esposo, los otros a su hermano y su tío, murieron los tres de celos. Abandonados no dejaron más herencia, ¡qué bueno!, así menos posibles asesinos.

Salia: Para qué estar con las almas que padecen de celos.

Ella: Antonia tres dientes un día dejó de recordar por qué cargaba con el saquito morado. Pero, a nosotras nos recordaba que un día tuvo memoria. Antonia tres dientes dijo: “llegar a vieja no siempre es un privilegio, depende”.

Salia: ¿De qué depende?

Ella: Depende de lo que se considere vivir.

18 de septiembre, 2024

 



[1] Instituto Interdisciplinario de Estudios Aplicados Lou Andreas Salome, A.C. Correo: npaezgalicia@yahoo.com.mx,

jueves, 26 de enero de 2023

Reseña De dos novelas de Josefina Vicens


El libro vacío y Los años falsos de Josefina Vicens

 


Norma Páez[1]

Las dos novelas que les invitaré a leer a través de este escrito han sido reseñadas, analizadas y traducidas al francés, al inglés y al italiano. Este interés nos ha permitido contar hasta nuestros días con dos historias, después de que fueran publicadas en 1958 El libro vacío y en 1982 Los años falsos de Josefina Vicens[2]. Aunque la autora solo publicó dos breves novelas es recomendable no dejarse llevar por las apariencias, según sus ‘biografistas’ fue una escritora que publicó para diferentes revistas y otras publicaciones, además de que editó su propia revista, Torerías. Sería interesante contar con todas sus publicaciones en un repositorio digital de acceso abierto.

Reseñistas y analistas de las dos novelas[3], y que cito a pie de página, en su conjunto sus líneas temáticas de lectura son: la escritura, la construcción de la identidad, la introspección, la muerte, el patriarcado, la masculinidad hegemónica, el cuerpo[4], temas centrales todos, aunque para algunos tiene más peso la muerte y el acto de escribir. Otras vetas de lectura que han adquirido relevancia son sobre la ciudad de México y la idea de familia[5], cabe decir que de esta última, desde la ilustración de José Luis Cuevas, elegida para la portada de edición electrónica e impresa del Fondo de Cultura Económica, nos provoca a pensar en la familia nuclear que se concebían en la década de los 50s.

El libro vacío es la novela que ha tenido más eco que Los años falsos, y quizá tenga que ver con uno de los temas que aborda desde sus primeras páginas, “la dificultad de escribir”. El libro vacío puede considerarse un anti-manual donde no hay fórmulas pero sí preguntas que detonan la empatía de sus lectores en el diario sufrimiento y angustia del escribir o no poder. Para las escritoras o escritores que se hayan enfrentado a la pregunta sobre qué escribir, a esa temible hoja en blanco, pueden reconocerse cuando las palabras se quedaron atoradas en el olvido o en un cuadernito que se perdió entre tantos otros, o cuando las notas se guardaron y se traspapelaron, o de cuando se borran las ideas o las anécdotas anotadas.

En El libro vacío Josefina Vicens nos habla de su propia dificultad de escribir en voz de José García, su alter ego. ¿Cuántas veces se habrá enfrentado a la hoja en blanco? En una declaración comenta que su primera novela es “un poco autobiográfica[6], así se puede escuchar en un fragmento recuperado de una entrevista para el Programa: El libro vacío y Los años falsos, de la serie Josefina Vicens. Una vida a contracorriente, Co-producción del Mirador Universitario y el Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM.

Lo que provoca Josefina Vicens es pensarse en la propia escritura y lo que con lleva: la inversión de tiempo, recursos económicos, conocimientos, experiencias de vivir más allá de los límites sociales-culturales normativos, lingüísticos, territoriales y un largo etcétera. En mi experiencia para escribir en ocasiones hay más distractores, o mejor dicho pendientes, que momentos oportunos para la escritura. Y entonces cuando hay ese momento, antes de disciplinarme a escribir un par de veces me asomo a la cocina para cuidar que el café de la olla no se riegue, y luego de servirlo dejo que se enfrié mientras me entretengo en la llamada telefónica. Así las interferencias para recuperar las palabras que quedaron borrosas con la pluma que se quedó sin tinta, y a riesgo de no poder leer las letras apenas marcadas sobre el papel logro poner algunas balbuceantes palabras[7].

En ambas novelas Los años falsos (1982) y El libro vacío (1958) encuentro central la metáfora de la dificultad de construirse así mismo, “del ser hombre”. En El libro vacío, una de las preguntas que puede generarnos es, ¿qué es lo significativo de nuestras vidas para escribir en el segundo cuaderno y evitar el libro vacío? Es interesante la elección que hace Josefina Vicens de sus personajes y de su escritura en primera persona, ya que nos coloca en la posición de dos hombres que cumplen con las asignaciones de género, según el contexto donde los ubica la autora. Para ello José García, personaje de El libro vacío y Luis Alfonso de Los años falsos nos muestran el “ser hombre” como autoridad, como padre de familia el primero, y el segundo, como hijo, obligado a reproducir los pasos de un padre siempre presente y ausente en la construcción de identidad de una nueva generación de “hombres”. Entonces, otra pregunta que hila las historias es ¿qué es ser hombre? Josefina Vicens nos invita a pensarla y luego expone algunas definiciones.

José García y Luis Alfonso son los nombres heredados de sus padres, era norma no escrita que los hijos varones primogénitos heredaran el nombre del padre.  A pesar de esa herencia los dos hombres intentan huir de la asignación que le proveyó su contexto socio-cultural. Luis Alfonso de 19 años exige ser llamado por su nombre y no como reconocían a su padre “Poncho Hernández”, así se rebela.  Hay quienes consideran que en Los años falsos Luis Alfonso a la muerte de su padre lo suplanta como si fuera un acto voluntario. Contra lo que pudiera parecer una suplantación, desde mi punto de vista más bien queda obligado a reproducir su herencia cultural del yo masculino, hegemónico-patriarcal, como mandato[8].

En los círculos de lectura sobre El libro vacío que revisé para esta invitación, los participantes expresaron haber sentido rechazo, molestia, tristeza, frustración, angustia, cierta empatía por José García, tanto por la escritura como por la frustración por no cumplir con las expectativas que esperaban de los hombres. Josefina Vicens, en ambas novelas, nos muestra una masculinidad frágil, una que no cumple con los roles asignados y que también ejerce la violencia.

Desde mi percepción Los años falsos es la continuidad del Libro vacío, donde José García un día fue el padre-hombre admirado por su hijo, y Luis Alfonso es el hijo que debía cumplir con lo normado para los hombres. Cuando José García está frente a su propio desafío, comienza a desplegarse la tinta y las preguntas se centran en el cuestionamiento del ser hombre y del deseo de ‘abandonar’ el matrimonio y dos hijos para encontrarse así mismo. Luis Alonso en Los años falsos se enfrenta a la obligación de “ser el hombre de la casa”, vigilado por la sociedad, en donde los hombres de la política-corruptos, le recuerdan “lo macho que era su padre” y entonces le asignan la obligación de igualarlo.

Los años falsos está basada en la vida de un amigo de Josefina Vicens, según han dado cuenta sus reseñistas. Siendo así, en la historia de esta segunda novela se refleja la empatía que la autora sintió y que le permitió contar y transmitir la angustia que experimentaba su amigo, o quizá los hombres de su contexto, frente a la asignación “de ser hombre”.  Particularmente en esta novela han considerado con mayor peso el tema de la muerte, aunque también en El libro vacío la aborda y la concibe como una forma de liberarse del cuerpo, del vacío, del tedio. En Los años falsos el escenario es un panteón desde donde Luis Alonso comienza a narrar la ausencia de su padre y ve cómo su propia vida se transmuta; con fluidez describe este acontecer como si fuese su propio “destino”: Vida-muerte del “ser hombre”, su padre y él. A partir de este personaje Josefina Vicens lanza como dardos algunos indicios –casi imperceptibles, de las diferencias entre el padre y el hijo, de esa callada rebeldía por no ser lo que esperaban de él: el hombre de la casa, el aprendiz del más macho y disparador, el infiel. Así pasó de joven a ser el adulto con responsabilidades, con deberes y mandatos que reproducir tras la muerte de su padre -y quizá de conocerlo y conocer sus secretos. No solo se trasmuta en el padre porque se ve empujado por los amigos de Poncho Fernández, también por su madre que le impuso y a su vez asumió la autoridad del hijo como el hombre de la casa (así la educación a las mujeres, así la asignación del rol que les tocó a muchas), y el vivir en el espejismo del hombre que maltrató, le fue infiel a su madre. Ante eso, Luis Alonso apenas se rebela contra la obligación de “ser el hombre”, pero se rebela.

En ambas novelas Josefina Vicens nos deja ver su feminismo y activismo, visibiliza el papel de la esposa de José García y el de la madre de Luis Alonso, dos personajes que quedan en segundo plano, ubicadas en los espacios domésticos, son dos mujeres que replican la sumisión y el orden patriarcal, ambas de clase media, de generaciones diferentes pero que dan cuenta de la continuidad del “deber ser de las mujeres” y al mismo tiempo visibiliza la importancia de las actividades que realizan: el cuidado de los hijos, la alimentación, la limpieza, etcétera, y nos muestra la nula o poca preparación en las que se encuentran para insertarse al mercado laboral de los 50s.  Las hermanas gemelas de Luis Alonso es otra metáfora de la reproducción del “deber” ser de las mujeres, ellas también se encuentran en ese espacio privado ¿sin salida?, igual que la madre, son ese molde del “deber ser de la mujer” que se ven obligadas a reproducir.

Entre líneas hay una pregunta que podría detonar la complejidad de otras preguntas para ambas novelas, y que planteó Adán Ramírez Serret, “¿por qué vivir una vida que no quieres vivir?”[9] No hay una respuesta, pero sí hay actos rebeldes, no lo suficientemente asertivos para cambiar el rumbo o el destino de “ser el hombre” pero sí como para cuestionar la masculinidad hegemónica.

Hasta aquí la invitación a la lectura de las dos novelas, pese a que hay otras líneas de análisis y de aprendizaje que nos deja Josefina Vicens. Fue productivo haber conocido algunos círculos de estudio que han provocado el interés por El libro vacío y Los años falsos. Escuchar y leer los diferentes puntos de vista me resultó grato, me encontré con jóvenes promotoras, difusoras, divulgadoras, no solo de las dos novelas comentadas, también dedicadas a compartir sus experiencias con otras lecturas. Además de compartirnos sus opiniones, nos proporcionan datos biográficos que dan evidencia de los saberes de Josefina Vicens, los cuales se reflejan en todas sus palabras, en la elección de sus personajes y los escenarios, en su estilo y ritmo para narrar.

Las referencias citadas considérense más que solo un requisito académico, sino como algunas sugerencias para encontrarse con otras lecturas y otras voces en torno a las novelas que les invito a leer.

Por último, cabe decir que para la memoria y patrimonio cultural feminista, son dos novelas que podrían formar parte de los acervos propios o colectivos, en versión impresa y/o en edición electrónica.

                                         



[1] Correo: npaezgalicia@yahoo.com.mx. Instituto Interdisciplinario de Estudios Aplicados Lou Andreas Salomé, A.C.

[2] Haber leído las dos novelas citadas es gracias a grupos o círculos de lectura como el de GIS (Grupo Interdisciplinario de Sexología: https://www.facebook.com/groups/GisJuglar), que las propusieron para la sesión del pasado 22 de octubre del 2022. Aunque no pude acudir a la cita virtual inicié su lectura en la versión electrónica publicada por el Fondo de Cultura Económica, 2011.

[3] Ana Rosa Domenella, “Muerte y patriarcado en Los años falsos”, en Sin imágenes falsas, sin falsos espejos: narradoras mexicanas en el siglo XX, Aralia López Gonzáles (ed.), México, El Colegio de México, 1995. Disponible en: https://www.jstor.org/stable/j.ctvhn0cm7; Daniel Rodríguez Barrón y Adán Ramírez Serret, Charla: El libro vacío de Josefina Vicens, Ciclo Clásicos mexicanos para el siglo XXI, 17 de septiembre del 2022. Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=DhiWdfs-IEc; “Josefina Vicens. Una alegría Urgente”, Programa Garbanzo de libra. Joyas del 22, México, Sin fecha. Consultar en: https://www.youtube.com/watch?v=o9OWAs3e79s&t=8s; “Hangout ‘El libro vacío’ por Josefina Vicens | LibrosB4Tipos”, Soliloquios Literarios, Emitido en directo el 2 oct 2021. Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=2SiwhWNpWck; Carlos San Juan, "¡Has de cambiar tu vida! Cuatro mujeres al amanecer de la modernidad a la mexicana", Ponencia impartida en XIV Diplomado Historia del Siglo XX. Un Cuestionario de Género. Sesión 18, Emitido en directo el 21 oct 2020 [Ver minutos 33:53-59:13], Dirección de Estudios Históricos, INAH. Disponible en INAH TV: https://www.youtube.com/watch?v=VqocI7g6rkM. Para quiénes se interesen en conocer un poco más de la trayectoria de Josefina Vicens, pueden consultar los seis programas realizados en forma conjunta el Mirador Universitario y el Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM. Consultar en: https://www.youtube.com/playlist?list=PLw721sKpWTUiHZUU5JyPU_ba4k6LfpQjL

[4] Alexis González Cruz, “Del soplo a la voz: la escritura como emancipación hegemónico en El libro vacío de Josefina Vicens”, Voz-escritura en El libro vacío de Josefina Vicens, Coloquio de titulación, primavera 2020, 7 de mayo, 2020. Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=wDdXHVDIgqU&t=1237s

[5] Adriana Sáenz Valadez, “Los años falsos y El libro vacío: la ciudad, la muerte y los roles de género en Josefina Vicens”, en EN-CLAVES del pensamiento, Año VII, número 13, enero-junio, 2013, pp. 149-171. Consultado en: https://www.enclavesdelpensamiento.mx/index.php/enclaves/article/view/195

[6]Voz de Josefina Vicens, en el Programa: El libro vacío y Los años falsos, de la serie Josefina Vicens. Una vida a contracorriente”, Mirador Universitario/Instituto de Investigaciones Filológica, Transmisión por el Canal 22, en el 2013.  Ver en https://www.youtube.com/watch?v=BibAjol-O1U&t=1229s; También léase: Daniel González Dueñas y Alejandro Toledo, [Entrevista] “Josefina Vicens habla de El libro vacío”, La Colmena 71, julio-septiembre 2011. Cabe mencionar que la entrevista publicada en la revista La Colmena fue realizada en 1986.

[7] Quizá futuros lectores podrán identificarse con el personaje o con Josefina Vicens en la experiencia que provoca estar frente a la hoja en blanco…

[8] Léase sobre el mandato en Estructuras elementales de la violencia. Ensayos sobre género entre la antropología y el psicoanálisis y los derechos humanos (2003), de Rita Segato.

[9] Daniel Rodríguez Barrón y Adán Ramírez Serret, Ibidem, minuto: 50:10.

martes, 26 de julio de 2022

La Medida, obra de teatro basada en el original de Bertolt Brecht

 La Medida 

A partir de la adaptación de la obra de Bertolt Brecht La Medida se presentó en el Centro Cultural el Hormiguero, la que adaptó y actualizó Edwardo Camacho con el mismo título la obra teatral, considerada dentro del género como “obra didáctica”, dirigida a un amplio público, sin restricciones para adolescentes a partir de los 12 años de edad, así versa la publicidad.

La primera vez que pude apreciar la obra fue a través de la plataforma de Facebook Live, que en los días de pandemia el uso de los recursos tecnológicos en internet fue clave para acercarnos al teatro independiente, un experimento que aglutinó esfuerzos de actores, del director y adaptador Edwardo Camacho, y del responsable del uso de las tecnológicas para la puesta en escena de una obra que apreciamos de manera presencial el pasado 2 de julio del 2022. La presentación virtual fue ágil e interesante la movilidad que le dieron a la historia a partir de las entradas y salidas de las cámaras, rompieron con lo plano del monitor y con ese simple ver pasivo -así detrás de nuestras pantallas. Eligieron bien el horario, hasta donde recuerdo no hubo intromisiones de algunos ‘sonidos urbanos’ que quedan de fondo en muchas de las grabaciones, seguro les dice algo: “se compran colchones”, “gas”, y otras ofertas que se escuchan a lo largo de las encuentros virtuales.

Es una obra que provoca la interacción con el público, diferente; una provocación diferente a la que experimenté antes de la pandemia, la obra Llegó el momento de la Nueva España al México nuevo, donde la naturalidad y la verosimilitud del actor provocó que casi me levantara de mi asiento muy indignada por lo que nos contaba. Pero en dónde coinciden La Medida con esta última presentación, es en la pregunta: ¿Qué decisión debemos tomar o que decisión podemos tomar? Después de la sofocada sensación que produjo la pregunta, me senté a disfrutar de esa excelente obra que se presentó en el Teatro Sergio Magaña, por ahí del 2019 y que hoy me motiva a comentarles.

Pero, ¿cuál es la medida con que se valora a las personas, hombres y mujeres?, ¿qué medidas o qué decisiones se toman a partir de los valores con que se miden las acciones humanas? La Medida más que ser una obra didáctica es provocadora, más que reflexiva visibilizó la ética y moral de los ahí asistentes que llegamos y fuimos invitados a tomar una decisión sobre la vida humana, sobre una persona que cometió errores a falta de un líder que no explicó por qué de sus decisiones. Y no solo vemos a Claudio Castañeda, a quién se ve por su buena actuación, se ve a ese líder que impone sus decisiones sin tomar en cuenta la importancia, creo, de la comunicación con quiénes se unen a una causa. Tiene el gesto de la autoridad.

Después de varios días de haber asistido a la obra, no terminó por ponerme de acuerdo conmigo misma, si fue desfasada la invitación a interactuar en la obra con la pregunta subyacente, ¿y qué harías tú?, después de que los otres reclutados ya habían desparecido al que supuestamente pusó en peligro al movimiento, “el cuarto”.

Hubo quién sugirió el castigo al “cuarto” personaje de la historia, otros culparon al líder por las decisiones que tomó al reclutar a una persona “sin empatía” a un movimiento “justo”, ¿pero, no acaso los otros reclutados se insubordinaron al tomar una decisión al margen del líder que representaba al movimiento?, ¿tendrían que ser castigados?

En la obra se percibe una crítica a los “burgueses”, al “burgués”, que en su papel de “educadores”, de seres que se “compadecen por el pobre”, genera más que una idea de alianza, la imagen de un rival o de un peligroso ente que pone en peligro los intereses del movimiento.

Edwuardo, además de la crítica hacia el sistema político actual, también provoca a sus espectadores, por lo menos a algunos que no hemos leído La Medida, a leer una obra que cobró vida en nuestros días gracias al trabajo en conjunto con Ana Banderas, Claudio Castañeda, Gustavo Lluviano, Alberto Quijano y Emiliano Yañez, César Alcázar (Regidor de escena).

En mi opinión es altamente recomendable, y quedan pocas presentaciones. Si logran verla, les dejo mi correo por si quieren platicarme cómo les fue y qué les provocó:

npaezgalicia@yahoo.com.mx

22 de julio del 2022.

 

Foto: Norma Páez, 2 de julio del 2022.

Foto: Norma Páez, 2 de julio del 2022.

Foto: Norma Páez, 2 de julio del 2022.

Foto: Norma Páez, 2 de julio del 2022.

Foto: Norma Páez, 2 de julio del 2022.

Foto: Norma Páez, 2 de julio del 2022.

Foto: Norma Páez, 2 de julio del 2022.

Foto: Norma Páez, 2 de julio del 2022.

Foto: Norma Páez, 2 de julio del 2022.

Foto: Norma Páez, 2 de julio del 2022.

Foto: Norma Páez, 2 de julio del 2022.

Foto: Norma Páez, 2 de julio del 2022.

Foto: Norma Páez, 2 de julio del 2022.

Foto: Norma Páez, 2 de julio del 2022.

Foto: Norma Páez, 2 de julio del 2022.

Foto: Norma Páez, 2 de julio del 2022.

Foto: Norma Páez, 2 de julio del 2022.

Foto: Norma Páez, 2 de julio del 2022.

Foto: Norma Páez, 2 de julio del 2022.

martes, 24 de agosto de 2021

‘De caminito a la escuela’

 Responsiva, autoritarismo y miedo

 A unos días del regreso a clases presenciales, 30 de agosto del 2021, según las últimas noticias, las disonancias sobre las ventajas o las consecuencias negativas permean el ambiente en México ante la declaración de “llueve, truene o relampaguee regresamos”. La polarización de opiniones se gesta en un contexto que toma forma por una larga lista de desafíos que se vienen arrastrando desde los pasados sexenios y que se agudizan con el aumento de contagios del virus SARS COV-2 y sus variantes.

¿Estamos en condiciones de regresar?

En el sexenio actual, la mayor responsabilidad a la que se enfrenta el líder presidencial –o nos enfrentamos– es al cuidado de la población estudiantil y docente que además se puede convertir en foco de contagios, y de su aumento al contagiarse y no presentar síntomas. Los dilemas que derivan en problemas no son menores: una movilización masiva no es una amenaza, el debilitamiento emocional paraliza las articulaciones, los huesos se quiebran y no se puede andar.  Los problemas son de salud, de expectativas de vida nula, de optimismo, de pesimismo, de pobreza… etcétera, así para empezar con la lista de los desafíos. Pero, ¿qué significa asumir la responsabilidad jurídica y moral, ética, al asegurar que “existen las condiciones para el regreso a clases presenciales”? Ante la precariedad de los edificios de las escuelas públicas, los escasos o nulos recursos para aplicar los protocolos sanitarios, o la falta de recursos de los tutores familiares que se quedaron desempleados, las expectativas no son alentadoras. Aunque, hay quienes están a favor del regreso presencial la desconfianza es una latencia. Ahora, ¿qué resultados daría una consulta como la que propusó el gobernante en turno para el enjuiciamiento de los expresidentes?

 Es una responsabilidad grave, no sólo para el líder del actual gobierno sino también para las familias en estado de vulnerabilidad, por diferentes condiciones. Los suicidios, la orfandad, las muertes por COVID-19, la precariedad extrema, serán más penas que pesarán, si es que la libramos. Incluso en este panorama, otros temas han quedado rezagados en la discusión cotidiana debido a la prioridad que requieren desafíos inmediatos, individuales: los efectos de los cambios climáticos. La construcción de Tren Maya, por un supuesto, justificado su desarrollo como “bien público, así los desplazamientos forzados “tienen justificación”. ¿De a cuánto serán las ganancias y para quiénes?

Infancia y familias de regreso a clases frente al Tren Maya, son temas distantes de un punto a otro de la lista en que se ubican los problemas a tratar en la agenda política, económica, social. ¿Cuál de los temas afecta más: La destrucción de nuestro medio con el Tren Maya o las muertes por COVID-19? Vivir en la ciudad, reproducirse en ella, da cuenta de lo que se ha dejado de ver y de comer, producto de la tierra y los temporales. Nos podemos imaginar cuáles serán los impactos, del que nos enteráremos más pronto que veloz de la construcción del Tren Maya.

¿Los daños son colaterales, los daños serán directos?…así la reflexión y los dilemas sobre la construcción del Tren Maya y el regreso a clases presenciales.

npaezgalicia@yahoo.com.mx

23 de agosto del 2021

CDMX

 

 

 

 

lunes, 8 de marzo de 2021

Juntas, juntes…8 de marzo del 2021

 

Juntas, juntes…8 de marzo del 2021

El primer muro de contención para el 8 de marzo del 2020 que instaló el gobierno en turno fue el despliegue del Grupo Atenea de la Secretaría de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México, ¡compuesto por mujeres!, para proteger el Palacio Nacional. Este año se protege con una valla metálica que bordea el edificio. ¿Pero qué les significa este recinto a las mujeres asesinadas, niñas, adolescentes desaparecidas, y los hombres asesinados por homofobia? Para deslegitimar las exigencias de la mitad de la población mexicana, las mujeres, se adjetiva a las marchas, a las pintas como “actos vandálicos”.

Este es el objetivo del gobierno en turno, como cualquier empresario protege sus bienes, proteger de “actos vandálicos” a un recinto que solo a ellos les dice algo, ¿un emblema del patriarcado mexicano?  No, nos tienen miedo. No le tienen miedo a las mujeres porque este gobierno y los pasados (PAN-PRI-PRD-MORENA) tienen al ejército y las armas, tienen el lenguaje para contener las fuerzas disidentes, desobedientes. “Encapsularon” a las mujeres que se manifestaron en contra de Félix Salgado Macedonio, ahí la amenaza y el lenguaje que vamos interiorizando para poder describir “el orden y el poder”.

Sí tenemos miedo, que hay que convertirlo en acciones. Por eso el feminismo es intergeneracional…

El pasado 8 de marzo del 2020 caminamos juntas. Había banderas que representaron la diversidad de agrupaciones que marcharon, y personas en coincidencia sin filiación u organización también llevaban pancartas, caminando con otras. La continuidad y el aumento de los asesinatos de las mujeres por ser mujeres, la trata sexual, el secuestro de niñas y niños, la desaparición de defensoras y periodistas, entre otros problemas, motivó a congregarnos. La conmemoración del 8 de marzo no ha perdido su esencia ni su origen, es parte del sufrimiento continuo de muchas mujeres en el mundo. Caminamos juntas. Así lo hicimos en la Ciudad de México, desde diferentes puntos para encontrarnos en el Zócalo, sin la sospecha de lo que estábamos por vivir. En diferentes estados de México también se manifestaron, también caminaron juntas. En el resto del mundo no se quedaron calladas por ser un problema del mundo. La entrada del virus SARS COV-2 en México, para entonces no se anunciaba con los alcances que tienen los medios de comunicación.

Para los que sospechaban de rumores conspiracionistas, la existencia de este virus era una mentira del gobierno o de los gobiernos, para el resto era una sospecha de lo que la mayoría no teníamos certezas. La incredulidad ha costado la vida de muchas personas, y el aumento de los contagios son todavía un grave riesgo. Después de un año de permanecer en alerta sanitaria, con los matices y relajamientos que producen los colores rojo, naranja, amarillo del semáforo, no ha habido mecanismos ni acciones suficientes para reducir la violencia hacia las mujeres. Antes tampoco había suficientes manos trabajando ni suficientes recursos. Los anteriores sexenios no son exculpados de lo que ahora nos está pasando, y tampoco de este sexenio podremos esperar mucho si no logramos encontrar las acciones que puedan producir los cambios. Los retos que hay que enfrentar se corporizan en fortalezas de la derecha extrema y de la “izquierda” acrítica, conservadora, mentirosa.

La desmovilización de las marchas de las mujeres por las mujeres se dejo sentir después de anunciada la alerta sanitaria; por el confinamiento, por el avance de las enfermedades, las coincidencias bajaron el volumen de las exigencias por un mundo no violento. Se disipó el pensamiento coincidente en defensa de la vida y del mundo que habitamos, el Sars Cov-2 comenzó a ser tema central de nuestras vidas.

Pensamiento coincidente

Existen diferentes mecanismos que fragmentan el pensamiento coincidente, sobre todo cuando éste está constituido por personas sin los recursos que tienen los hombres y mujeres con poder que invierten en la guerra, un negocio que mata y que da más para acumular más dinero y más poder para arrebatar, para desplazar, para ser más ricos.

Pocos días antes, quizá, pudimos calcular que el número de mujeres que marcharíamos ese 8 de marzo del 2020 seríamos más de lo que años o meses anteriores presenciamos o participamos o acompañamos. En el 2019 los periódicos digitales que le dieron cobertura a las marchas que se esperaban para el 8 de marzo calcularon que serían masivas, fuertes; así también se pronosticó para el del 2020. El grito de cada año, no ha sido tan estridente como lo fue el 2020 y como lo seguirá siendo este 2021. Esa estridencia que fue criticada fue el gesto del dolor de muchas mujeres que se plasmó en muros considerados “patrimonio histórico”, pero que ante los asesinatos y el arrebato que provoca la violencia pierde su valor. En las marchas, el tono del enojo se dejó sentir en las paredes.

 En las marchas también hubo hombres que caminaron y se unieron al cuestionamiento y a las exigencias y a ese enojo, y hubo mujeres que respetamos y esperamos su presencia para seguir exigiendo respeto y garantías por el derecho a vivir, así en alianzas. No queremos la guerra entre hombres y mujeres.

¿Por qué crees que existe el feminismo? Esta pregunta no es fácil de contestar, y menos por las personas que no sienten empatía por las mujeres o por lo que les pueda pasar o les ha pasado. Acaso no se han preguntado: ¿Qué temible es tener la conciencia de que “no sabremos quiénes han perpetrado los asesinatos de las mujeres en Ciudad Juárez, en la Ciudad en México, en el mundo? Cuando leemos de Rita Segato este vacío de no saber y no poder evitar, hasta ahora, que se repitan los asesinatos nos viene el vértigo de golpe, que se acumula al miedo sistemáticamente interiorizado.

Al poder le conviene tenernos separadas, desunidas-desunides por mecanismos invisibles pero cotidianos, el racismo, el sexismo, el machismo, el victimismo, el clasismo, las jerarquías y otros que están. Además, de la separación por abismos casi infranqueables entre feministas, porque unas tienen exigencias que otras no empatizan ni entienden, y otras que les mueve la rabia y las lleva al radicalismo, y para otras la moderación y la no violencia que no lleva a mucho: críticas intestinas. Así de separadas estamos, así de separades estamos.

La prensa digital nacional según estimó la presencia fue de “decenas de miles” de personas por lo menos en la Ciudad de México; y la internacional llegó a decir que fueron millones marchando en el mundo, esas fueron las noticias del 2020. Desde el confinamiento, desde el miedo al virus, desde los pasos que se han dado en las calles, en la política, y que seguirán caminando. Desde las fuerzas unidas este 8 de marzo del 2021 se escribe la evidencia de que las mujeres estamos cambiando, que la cultura puede transformarse a una que no mate, que no nos divida y que nos permita salvar nuestro mundo, nuestra casa, nuestra vida. Los gritos estridentes son más fuertes, por eso se forzaron a proteger las paredes de la ignominia de las mujeres.

“Hay mucho que transformar de nosotras y nosotres, de manera urgente y sistemática”, ha sido la alerta de nuestras antepasadas, nuestras ancestras disidentes, de muchas feministas de hoy, y que se hace eco ya más estridente, más ruidoso, porque así es el dolor y el vértigo al miedo de ser asesinadas, desaparecidas, silenciadas, así nuestro siglo XXI.

Para justificar la investigación de los asesinatos de mujeres, muchas han tenido que decir que se trata de mujeres “decentes”, nuevamente la utilización de adjetivos que están en nuestras lenguas para defender o exigir justicia por las desaparecidas o asesinadas. Cómplices de este uso, implícito o no, en la prensa digital se reproduce esta moral que niega los derechos de las disidentes, de las que no caben en el sistema, y de las que hoy por hoy se nombraron en la valla metálica. Quedan señalados los cómplices. La valla metálica es evidencia de denuncia que pronto será desmontada pero que quedará en la memoria de las muchas en el mundo, porque el feminismo es intergeneracional.

Norma Páez

npaezgalicia@yahoo.com.mx

8 de marzo de 2021

Fotos: Norma Páez, 8 de marzo del 2020. Para la memoria.