lunes, 8 de marzo de 2021

Juntas, juntes…8 de marzo del 2021

 

Juntas, juntes…8 de marzo del 2021

El primer muro de contención para el 8 de marzo del 2020 que instaló el gobierno en turno fue el despliegue del Grupo Atenea de la Secretaría de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México, ¡compuesto por mujeres!, para proteger el Palacio Nacional. Este año se protege con una valla metálica que bordea el edificio. ¿Pero qué les significa este recinto a las mujeres asesinadas, niñas, adolescentes desaparecidas, y los hombres asesinados por homofobia? Para deslegitimar las exigencias de la mitad de la población mexicana, las mujeres, se adjetiva a las marchas, a las pintas como “actos vandálicos”.

Este es el objetivo del gobierno en turno, como cualquier empresario protege sus bienes, proteger de “actos vandálicos” a un recinto que solo a ellos les dice algo, ¿un emblema del patriarcado mexicano?  No, nos tienen miedo. No le tienen miedo a las mujeres porque este gobierno y los pasados (PAN-PRI-PRD-MORENA) tienen al ejército y las armas, tienen el lenguaje para contener las fuerzas disidentes, desobedientes. “Encapsularon” a las mujeres que se manifestaron en contra de Félix Salgado Macedonio, ahí la amenaza y el lenguaje que vamos interiorizando para poder describir “el orden y el poder”.

Sí tenemos miedo, que hay que convertirlo en acciones. Por eso el feminismo es intergeneracional…

El pasado 8 de marzo del 2020 caminamos juntas. Había banderas que representaron la diversidad de agrupaciones que marcharon, y personas en coincidencia sin filiación u organización también llevaban pancartas, caminando con otras. La continuidad y el aumento de los asesinatos de las mujeres por ser mujeres, la trata sexual, el secuestro de niñas y niños, la desaparición de defensoras y periodistas, entre otros problemas, motivó a congregarnos. La conmemoración del 8 de marzo no ha perdido su esencia ni su origen, es parte del sufrimiento continuo de muchas mujeres en el mundo. Caminamos juntas. Así lo hicimos en la Ciudad de México, desde diferentes puntos para encontrarnos en el Zócalo, sin la sospecha de lo que estábamos por vivir. En diferentes estados de México también se manifestaron, también caminaron juntas. En el resto del mundo no se quedaron calladas por ser un problema del mundo. La entrada del virus SARS COV-2 en México, para entonces no se anunciaba con los alcances que tienen los medios de comunicación.

Para los que sospechaban de rumores conspiracionistas, la existencia de este virus era una mentira del gobierno o de los gobiernos, para el resto era una sospecha de lo que la mayoría no teníamos certezas. La incredulidad ha costado la vida de muchas personas, y el aumento de los contagios son todavía un grave riesgo. Después de un año de permanecer en alerta sanitaria, con los matices y relajamientos que producen los colores rojo, naranja, amarillo del semáforo, no ha habido mecanismos ni acciones suficientes para reducir la violencia hacia las mujeres. Antes tampoco había suficientes manos trabajando ni suficientes recursos. Los anteriores sexenios no son exculpados de lo que ahora nos está pasando, y tampoco de este sexenio podremos esperar mucho si no logramos encontrar las acciones que puedan producir los cambios. Los retos que hay que enfrentar se corporizan en fortalezas de la derecha extrema y de la “izquierda” acrítica, conservadora, mentirosa.

La desmovilización de las marchas de las mujeres por las mujeres se dejo sentir después de anunciada la alerta sanitaria; por el confinamiento, por el avance de las enfermedades, las coincidencias bajaron el volumen de las exigencias por un mundo no violento. Se disipó el pensamiento coincidente en defensa de la vida y del mundo que habitamos, el Sars Cov-2 comenzó a ser tema central de nuestras vidas.

Pensamiento coincidente

Existen diferentes mecanismos que fragmentan el pensamiento coincidente, sobre todo cuando éste está constituido por personas sin los recursos que tienen los hombres y mujeres con poder que invierten en la guerra, un negocio que mata y que da más para acumular más dinero y más poder para arrebatar, para desplazar, para ser más ricos.

Pocos días antes, quizá, pudimos calcular que el número de mujeres que marcharíamos ese 8 de marzo del 2020 seríamos más de lo que años o meses anteriores presenciamos o participamos o acompañamos. En el 2019 los periódicos digitales que le dieron cobertura a las marchas que se esperaban para el 8 de marzo calcularon que serían masivas, fuertes; así también se pronosticó para el del 2020. El grito de cada año, no ha sido tan estridente como lo fue el 2020 y como lo seguirá siendo este 2021. Esa estridencia que fue criticada fue el gesto del dolor de muchas mujeres que se plasmó en muros considerados “patrimonio histórico”, pero que ante los asesinatos y el arrebato que provoca la violencia pierde su valor. En las marchas, el tono del enojo se dejó sentir en las paredes.

 En las marchas también hubo hombres que caminaron y se unieron al cuestionamiento y a las exigencias y a ese enojo, y hubo mujeres que respetamos y esperamos su presencia para seguir exigiendo respeto y garantías por el derecho a vivir, así en alianzas. No queremos la guerra entre hombres y mujeres.

¿Por qué crees que existe el feminismo? Esta pregunta no es fácil de contestar, y menos por las personas que no sienten empatía por las mujeres o por lo que les pueda pasar o les ha pasado. Acaso no se han preguntado: ¿Qué temible es tener la conciencia de que “no sabremos quiénes han perpetrado los asesinatos de las mujeres en Ciudad Juárez, en la Ciudad en México, en el mundo? Cuando leemos de Rita Segato este vacío de no saber y no poder evitar, hasta ahora, que se repitan los asesinatos nos viene el vértigo de golpe, que se acumula al miedo sistemáticamente interiorizado.

Al poder le conviene tenernos separadas, desunidas-desunides por mecanismos invisibles pero cotidianos, el racismo, el sexismo, el machismo, el victimismo, el clasismo, las jerarquías y otros que están. Además, de la separación por abismos casi infranqueables entre feministas, porque unas tienen exigencias que otras no empatizan ni entienden, y otras que les mueve la rabia y las lleva al radicalismo, y para otras la moderación y la no violencia que no lleva a mucho: críticas intestinas. Así de separadas estamos, así de separades estamos.

La prensa digital nacional según estimó la presencia fue de “decenas de miles” de personas por lo menos en la Ciudad de México; y la internacional llegó a decir que fueron millones marchando en el mundo, esas fueron las noticias del 2020. Desde el confinamiento, desde el miedo al virus, desde los pasos que se han dado en las calles, en la política, y que seguirán caminando. Desde las fuerzas unidas este 8 de marzo del 2021 se escribe la evidencia de que las mujeres estamos cambiando, que la cultura puede transformarse a una que no mate, que no nos divida y que nos permita salvar nuestro mundo, nuestra casa, nuestra vida. Los gritos estridentes son más fuertes, por eso se forzaron a proteger las paredes de la ignominia de las mujeres.

“Hay mucho que transformar de nosotras y nosotres, de manera urgente y sistemática”, ha sido la alerta de nuestras antepasadas, nuestras ancestras disidentes, de muchas feministas de hoy, y que se hace eco ya más estridente, más ruidoso, porque así es el dolor y el vértigo al miedo de ser asesinadas, desaparecidas, silenciadas, así nuestro siglo XXI.

Para justificar la investigación de los asesinatos de mujeres, muchas han tenido que decir que se trata de mujeres “decentes”, nuevamente la utilización de adjetivos que están en nuestras lenguas para defender o exigir justicia por las desaparecidas o asesinadas. Cómplices de este uso, implícito o no, en la prensa digital se reproduce esta moral que niega los derechos de las disidentes, de las que no caben en el sistema, y de las que hoy por hoy se nombraron en la valla metálica. Quedan señalados los cómplices. La valla metálica es evidencia de denuncia que pronto será desmontada pero que quedará en la memoria de las muchas en el mundo, porque el feminismo es intergeneracional.

Norma Páez

npaezgalicia@yahoo.com.mx

8 de marzo de 2021

Fotos: Norma Páez, 8 de marzo del 2020. Para la memoria. 












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